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La teología yoruba

tablero santeria.fr Los yorubas son animistas, es decir, creen en seres espirituales. Estas creencias nacen como respuesta a los fenómenos fisiológicos de la vida, los sueños y la muerte. El sistema teológico yoruba está basado fundamentalmente en dos tendencias de culto: en los dioses-orishas que representaban o eran fuerzas naturales o geográficas y en el culto a los antepasados.

Los yorubas creen en un ser supremo llamado Olofin que tiene otras manifestaciones como Olodumare, creador de la vida y Olorun que es la energía vital del sol.

Olofin es visto como un dios impersonal. Olodumare es la deidad que sostiene y gobierna el planeta y tiene el poder de dar la vida o la muerte. Olofin y Olodumare son una misma esencia así como también lo es Olorun, la energía que irradia el sol.

La palabra “Olo” significa “dueño”, “Odu” significa “mundo” y “Mare” significa “regresaremos”, es decir, “el dueño del mundo donde regresaremos”. Olodumare en lengua yoruba significa el omnipotente dios que existe por si mismo, el dueño del mundo.

Olorun es el “dueño del cielo” ya que “Orun” significa cielo.

Los orishas fueron creados por Olodumare y son intermediarios entre los hombres y Olofin. Los Orishas fueron ancestros que en vida acumularon el conocimiento y el dominio sobre las fuerzas naturales y la humanidad y por ello accedieron un día a la condición de dioses. Cada uno personifica ciertas fuerzas de la naturaleza. Tal es el caso de Shangó, que fue un personaje real e histórico, fue el tercer Alafín (rey) del imperio Oyo, que tras su muerte fue deificado y asumió la personalidad religiosa de Jakuta el dios del trueno y del rayo. La base ética de su culto emana de la personalidad del dios que asume y no de su conducta como figura histórica.

Otra tendencia de culto entre los yorubas es la atención a los antepasados llamados egun o eggun que resalta el valor que tenía la persona cuando vivía. De esta forma se establece una conexión con estos seres que mantiene un canal abierto para ser protegidos, guiados y aconsejados desde el otro mundo. Los requerimientos de eggun se conocen a través de los oráculos adivinatorios de la religión con la finalidad de mantener una armonía entre el plano terrenal y el plano en que ellos habitan y poder así mantener una relación de ayuda y orientación a sus protegidos aquí en la tierra.

En la teología yoruba el ser humano esta formado fundamentalmente por tres elementos: “emí” que es el  espíritu, “orí” el alma y “ará” el cuerpo. El emí y el orí conviven dentro del ará separados. Orí es aquel que tiene el aprendizaje y la sabiduría de otras encarnaciones y que se mantiene cerrado a la conciencia de la persona hasta su muerte. El emí es aquel que nos permite el diálogo interno y el que almacena recuerdos de esta encarnación. Cuando morimos, emí y orí se hacen uno y dejan el ará que se transformará en “okú” o cuerpo muerto y ambos siendo una sola energía esperarán para volver al “aiyé” (la tierra) convertido en eggun hasta la “atunwá” o reencarnación, o bien que se les conceda convertirse en “ara orún” o habitante del cielo junto a los orishas aunque este estado solo se alcanza después de varias reencarnaciones

Los eggun dependiendo de su comportamiento en la vida pueden ser considerados como omoluabí o ajogun. Los que transgredieron las leyes y tuvieron un comportamiento indigno durante su vida, se convierten en ajogun o espíritus oscuros. Los omoluabi son los eggun de quienes fueron dignos en su vida y aunque cometieron alguna pequeña falta son considerados espíritus bondadosos y pueden formar parte de los ancestros venerados por la familia.